Este término procede del griego "demiourgós" y se usaba para
referirse a todo aquel que se dedicaba a
los trabajos propios de los pueblos, desde los artesanos a los herreros. Es el
nombre con el que Platón se refiere en su cosmología (Timeo) al hacedor del
universo que ordena la materia
preexistente tomando como modelo la
perfección y la belleza del mundo de las Ideas.
El Demiurgo genera las cosas naturales contemplando las Ideas. Fundamentándose en ellas como bocetos, intenta plasmarlas o realizarlas en la materia, del mismo modo que un artesano intenta fabricar una mesa viendo el dibujo de una mesa.
El Demiurgo genera las cosas naturales contemplando las Ideas. Fundamentándose en ellas como bocetos, intenta plasmarlas o realizarlas en la materia, del mismo modo que un artesano intenta fabricar una mesa viendo el dibujo de una mesa.
Por tanto, la materia informe y las Ideas son anteriores a
la acción del Demiurgo. Esto nos hace darnos cuenta de que este planteamiento no tendría nada que ver con la concepción cristiana,
para la cual Dios crea el mundo de la nada. El demiurgo no es un creador
en el sentido tradicional: no es él quien crea el mismo universo, porque carece
de esta capacidad. Más bien, es el que permite ordenarlo, darle forma tras el
caos inicial. Por ello la expresión 'demiurgo' es perfecta para describirlo: al
igual que un artesano no crea los componentes con que construirá sus obras,
sino que únicamente los mezcla y los acomoda para su mejor finalidad, el
demiurgo sólo utiliza los materiales que ya existen en el cosmos para
edificarlo con arreglo a las ideas.
A pesar de todo, el Demiurgo, igual que el Dios cristiano,
tiene una dimensión providencial pues produce las cosas naturales introduciendo
en éstas una finalidad, aspiración o apetito que les lleva a buscar siempre su
propia perfección.
El concepto de demiurgo en Platón puede verse como sólo un
artificio, un instrumento que permite la compresión del universo; Aristóteles ya dijo que era únicamente
"una metáfora poética". Ha
habido muchas interpretaciones de esta
doctrina platónica. Ferrater Mora expone
una completa lista de ellas:
"(1) La narración de la producción del mundo por
el demiurgo debe ser tomada "en serio", como una descripción lo más
literal posible, aunque empleando forzosamente un lenguaje figurado, del origen
del universo. (2) Es una narración que debe ser interpretada como un simple
"mito verosímil". (3) La doctrina del demiurgo es accesible a todos,
porque todos conocen al hacedor del mundo de alguna manera. (4) Se trata de una
doctrina esotérica, comunicable solamente a unos pocos. (5) El demiurgo y Dios
son lo mismo, habiendo, por lo tanto, en Platón una doctrina monoteísta,
ocultada solamente por su sumisión al lenguaje ordinario que le hace hablar
también de los dioses, en plural, y aun de una subordinación de estos dioses al
demiurgo. 6) El demiurgo es "solamente" un dios entre otros, si bien
es el dios supremo y el "padre" de todos ellos. (7) El demiurgo crea
verdaderamente el mundo, pues el devenir no tiene existencia ontológica
independiente y ha surgido como consecuencia de la actividad demiúrgica. (8) El
demiurgo se limita a combinar elementos preexistentes, al modo del artífice.
(9) El demiurgo hace 'libremente" el mundo. (10) El demiurgo no hace sino
"lo que debe ser". (11) El demiurgo es un objeto de adoración
religiosa. (12) El demiurgo es un objeto de especulación filosófica".
Pero se entienda como se entienda, lo que está claro es que
no se puede identificar con un Dios creador como el cristiano. Sólo ensambla el
universo de la forma más bella y perfecta posible, tomando como modelo las
Ideas del mundo inteligible.
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